Seberg: Más allá del cine. La revolución necesita estrellas de cine

Análisis de películas
Publicado: 27 Marzo 2020
Escrito por Jorge Rodríguez Patiño

'Seberg: Más allá del cine', los Pantera Negra haciendo co-branding

En publicidad es conocido el término co-branding, que se refiere a la alianza entre dos o más marcas para generar sinergia y obtener mayores resultados. Lo que ocurre en Seberg: Más allá del cine (Hipanoamérica: Vigilando a Jean Seberg | Seberg, Benedict Andrews, Estados Unidos-Reino Unido, 2019) es algo semejante.

«Si puedes cambiar una mente, puedes cambiar al mundo», le dice Hakim Jamal (Anthony Mackie) a Jean Seberg (Kristen Stewart) en su primer encuentro íntimo. El mensaje podrá parecer ingenuo, pero Jamal comprende cómo funciona el mundo y pronto deja asomar su faceta más cínica:

«La educación genera entendimiento —continúa—. El entendimiento genera amor, el amor genera tolerancia y la tolerancia genera unidad. Pero la educación cuesta dinero».

Es entonces cuando Jean se da cuenta de que su encuentro no ha sido casual. Ella necesita de la revolución, pero la revolución también la necesita a ella.

«¿Es mi dinero lo que perseguías o era a mi?», pregunta, entonces, de forma seductora.

Más allá de la insinuación sexual, la pregunta es casi retórica. Jean Seberg no es una mujer, sino una marca —la consentida de los Estados Unidos, exclamará su agente (Stephen Root)— y una muy rentable. Así, pues, Jamal persigue a Jean Seberg, porque Jean Seberg significa también dinero. El activista sabe muy bien que el mensaje revolucionario de los Pantera Negra solo tendrá alcance con la publicidad adecuada, de ahí que se codee con otros grandes de Hollywood como Marlon Brando.

«La revolución necesita estrellas de cine —afirma Dorothy (Zazie Beetz)—. Tienen una responsabilidad».

«Nosotros tenemos que alzar un arma para captar la atención —dice Jamal, por su parte—.  Tú, en cambio, solo necesitas cortarte el cabello para aparecer en la portada de la revista Life».

El mensaje es claro: el movimiento necesita de una rampa que catapulte su mensaje y ven en Seberg la marca adecuada para lograrlo, tomando en cuenta el alcance que la actriz tiene en sectores sociales donde jamás podrían llegar de otro modo. Un ejemplo de esto es su enorme influencia en las generaciones blancas más jóvenes que tienden a imitarla, como Jenny (Jade Pettyjohn), la hija del agente Kowalski (Vince Vaughn).

Esto es, precisamente, lo que la hace tan peligrosa para el Programa de Contrainteligencia del FBI. Su capacidad de influir en las jovencitas.

«Puede haber sido algo secundario. Pero en este momento está en nuestra mira», asegura el líder del programa, Frank Ellroy (Colm Meaney)

«Pero ella no es nuestro objetivo», protesta el oficial Solomon (Jack O'Connell).

«Te aseguro que lo es. Su próxima foto va a dar de qué hablar. No quiero que mis hijas aprendan en las revistas que está de moda salir con revolucionarios de color».

seberg con revolucionarios de color

Por supuesto, es su propia paranoia la que coloca a Seberg en un sitio que no le corresponde. Ella es tan solo portavoz del mensaje, no es el mensaje. Lo que resulta interesante, en todo caso, es que un movimiento tan radical elija la frivolidad de la farándula para promover sus ideas. Casi como si intuyera que tiene más posibilidades de dinamitar el sistema de este modo, que mediante las armas.

Con todo, hay ciertos sectores dentro de la organización que la miran con recelo. Incluso Dorothy siente que Seberg se aprovecha de su privilegio de blanca adinerada para hacer lo que le venga en gana.

«Crees que entiendes, pero no es así. Solo vas por ahí en tu limusina, abriendo las piernas y la chequera, y te crees que eso te da derecho a hacer lo que quieras. […] Eso no te hace mejor persona. Solo te convierte en una turista. Esta, en cambio, es la forma en la que yo vivo ».

Esto nos deja en claro que, a pesar de la peligrosidad que quiere otorgarle el FBI, Seberg es tan solo una imagen, acaso más semejante al cartel de Rita Hayworth que oculta un largo túnel por donde Andy Dufresne se escapa de la prisión de Shawshank.

Al igual que ocurre en el relato de Stephen King, el oficial Solomon coloca la foto de Seberg sobre la pared, encima del collage de fotos de los Pantera Negra. Algo semejante ocurre en la secuencia del aeropuerto, donde Seberg se coloca frente varios representantes del movimiento. La imagen de la actriz propaga el mensaje, pero al mismo tiempo lo eclipsa.

Como el cartel de Rita Hayworth, la protagonista de Sin aliento también esconde un abismo. ¿Qué hay detrás de esa fachada de superestrella? ¿Quién es realmente Jean Seberg? Es probable que ni ella misma lo supiera. Una mujer obligada siempre a sonreír, a ser la favorita de los Estados Unidos de Norteamérica.

La mirada del otro es siempre la que la define y una vez cumplido su propósito su imagen es desechada. Por la derecha y la izquierda, por igual.

Pero también por todos aquellos que antes la seguían. Como cualquier otro actor,  Seberg pasa de moda. Acaso ese termina siendo el verdadero mensaje de la publicidad: todos somos desechables.

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