Crítica John Wick: Capítulo 3 - Parabellum. El placer de la sangre... y los huesos rotos

Crítica
Publicado: 25 Junio 2020
Escrito por Arturo Garibay

JOHN WICK: CAPÍTULO 3 – PARABELLUM
(John Wick: Chapter 3 – Parabellum)
Dir. Chad Stahelski

Keanu Reeves ha sido el responsable de encarnar al último héroe de acción del siglo XX —Neo— y al primero del siglo XXI —John Wick—. Lo anterior no es más que una proeza natural para una de las estrellas de cine más rotundas y atípicas de nuestros días. La plétora de personajes icónicos del canadiense se ha visto sin duda coronada por el implacable, imbatible Wick, que en su tercera aventura se muestra más letal que nunca.

Si la primera cinta de John Wick (2014) fue la promesa y la segunda (2017) fue la confirmación, John Wick: Capítulo 3 - Parabellum se nos muestra como la consagración absoluta de un nombre que ha llegado para quedarse en el imaginario del cine de acción como uno de los personajes de referencia del género. Punto.

John Wick: Todo comienza con Daisy

Todo inició con un perro. En la primera John Wick, el protagonista pierde a la mujer que ama y todo lo que le queda como recordatorio de ese amor es su mascota, una beagle llamada Daisy. Cuando le matan al perro, Wick inicia una escalada de venganza que raya en el paroxismo y que termina por llevarnos a donde estamos hoy. John Wick se ha consolidado como un serial de películas de acción híper violentas y excesivas, de mucho estilo visual y donde el protagonista hace gala de mucha solvencia asesina para lidiar con cualquier obstáculo.

En su tercer capítulo, vemos que Wick huye por su vida pues su cabeza tiene precio. Tras el asesinato no autorizado que cometió al cierre de la segunda película, John ha sido excomulgado del excéntrico y peligroso sindicato de asesinos. Ahora, su cabeza tiene precio: $14 millones de dólares. Es así que Wick inicia un periplo internacional de supervivencia que lo llevará a confrontarse con los más peligrosos sicarios y con la cúspide de la llamada Mesa Alta.

Huelga decir que Keanu hace, nuevamente, un trabajo espectacular como el protagonista. Reeves y Wick se han amalgamado a la perfección desde el primer momento. Hoy, actor y personaje parecen más inseparables que nunca. Entre tantas hipérboles visuales, zarabandas dramáticas y disparos, la interpretación de Keanu le entrega veracidad a un relato de ficción desgarbada y desmedida.

John Wick: Capitulo 3: La interpretacion de Keanu Reeves le ofrece la intensidad perfecta al filme

Mención aparte merece el director Chad Stahelski, quien ha firmado todas las entregas de John Wick a la fecha y, con suerte, el virtual cuarto capítulo también. Stahelski ha creado un universo consistente, donde damos por hecho que Wick puede hacerlo todo, absolutamente todo. En un género donde el elemento visual y la estridencia suelen tener preponderancia y robarse el show, el realizador se las ha apañado para darnos también un personaje que nos importa y un tono dramático que nos gusta cada vez más.

Queda claro, pues, el compromiso de Stahelski con la saga. El cineasta, quien fue por años un doble de acción profesional, debutó como director con la primera John Wick y ya es evidente que su inversión creativa ha dado frutos. El mundo del protagonista está bordado a partir de un in crescendo de disparos, golpes, huesos rotos, sangre y muerte. Su trama y sus acontecimientos en manos de otro serían una tontería. Stahelski le ha dado cohesión a ese absurdo y hasta le ha conferido algo de sofisticación.

Y es que el elemento visual también ha jugado un rol importante en la consolidación de las películas de John Wick. En Parabellum esto vuelve a notarse desde el arranque. El trabajo de luz y paleta de color es impresionante. La cámara de Dan Lausten (nominado al Oscar por La forma del agua de Guillermo del Toro) nos sumerge en la acción no solo por el seguimiento quirúrgico que hace en cada escena, sino por la forma en que integra el color y la luz a la realidad de Wick.

Si John Wick: Capítulo 3 – Parabellum engancha, no es solo por el trabajo de Reeves o el relato, también lo es porque Lausten convierte las inagotables escenas de acción en auténticos caramelos visuales.

Keanu Reeves en acción

Parabellum  —y la saga John Wick en general, para ser honestos— bien podría ser la película de acción más violenta del mainstream cinematográfico en estos momentos. Tan descarnado y brutal como es el protagonista, el relato logra mantenerlo conectado a su rasgos humanos. Quizá lo han logrado por la historia de origen del personaje (el amor por su mujer y su perro), que sigue haciéndose presente de una forma u otra. El Capítulo 3 es bastante entretenido y claro que deja satisfechos a los seguidores incondicionales del género. Porque todos sabemos que nuestro héroe puede hacer posible lo imposible, y eso nos gusta.

El titán moderno del cine de acción regresó y nos ha dejado algo en claro: la tercera no es la vencida. O, al menos, no queremos que sea así. Las películas de John Wick han despertado un apetito insaciable y lo queremos ver satisfecho, con pistolas, con espadas, con cuchillos y con los más impensables objetos. Para ello, necesitamos a Wick pateando traseros por tantas secuelas como el propio Keanu desee.

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