Roy Andersson. La quintaesencia del cine

Artistas
Publicado: 20 Enero 2020
Escrito por Jorge Rodríguez Patiño

Roy Andersson es, actualmente, uno de los cineastas más inusuales, pero también uno de los más extraordinarios.

Nacido en Gothenburg, en 1943, inició su carrera como director en 1970, con el largometraje Una historia de amor sueca (En kärlekshistoria, Suecia,1970), un filme con marcada influencia neorrealista acerca de dos jóvenes que se enamoran. La película fue bien recibida por la crítica y el público por igual, y le consiguió a su director reconocimiento mundial, luego de ganar varios premios en diversos circuitos europeos. No obstante, a pesar de su éxito, Andersson cayó en una profunda depresión, tal y como él mismo ha dicho en diversas
entrevistas:

«Una historia de amor significó un gran éxito para mí, pero me deprimí; no un poco, sino mucho. Estaba triste y me sentía vacío. Los productores querían que hiciera una Historia de amor 2 y una Historia de amor 3 y así sucesivamente, y yo me sentía triste por eso, triste porque la gente quería que me repitiera. Y también sentí que este aspecto en el cine era un callejón sin salida». -fuente

una historia de amor sueca roy andersson

Como no deseaba repetirse, Andersson canceló lo que sería su próximo proyecto, con el guión a medio terminar, y tardó poco menos de cinco años en realizar otra película. Finalmente, en 1975, regresó con Giliap (Giliap, Suecia,1975), una comedia del absurdo, en donde Andersson comienza a dejar ver lo que sería su estética tan particular. Lamentablemente, el filme terminó siendo un amasijo confuso que muchos consideraron pretencioso. No es necesario decir que fue un rotundo fracaso crítico y financiero.

«Por supuesto que Giliap tiene fallas, y una de las razones fue que yo no tenía el control total de la producción y, por lo tanto, tuve que ceder en varias escenas. Por otro lado, me parece que, quizás, el público no estaba listo para la película. Esperaban algo semejante a Una historia de amor y creo que no entendieron lo que estaba tratando de hacer en ese momento». -fuente

En parte por convicción propia y en parte por las circunstancias, Andersson dejó de filmar. No obstante, tenía una familia que mantener y la única forma de sobrevivir era haciendo comerciales.

«Ningún productor en Suecia quería trabajar conmigo. Me arrojaron al frío y las únicas personas que me llamaron fueron las personas de la publicidad. Pensé: "Sí, haré uno o dos comerciales", pero de inmediato tuvieron mucho éxito. Así que cada vez más personas me llamaban para que les hiciera uno. Al final, decidí usar esto a mi favor para construir una compañía propia». -fuente

Así, en 1981, Andersson funda su compañía productora Studio 24, en Estocolmo y fue a través de la publicidad que encontró su estilo.

Empresa studio 24 de roy andersson

La brevedad de las pautas publicitarias le obligaron a condensar su narrativa y a aprovechar al máximo los recursos. De este modo, Andersson logró desarrollar un discurso directo, inmediato, pero con una propuesta visual impactante.

Para él, la forma de enriquecer el discurso cinematográfico fue alejándose de la representación naturalista y tender hacia lo abstracto, rechazando las convenciones a las que el público está acostumbrando para hacerle reflexionar.

En efecto, el cine de Roy Andersson es filosófico y profundo, lo que contrasta con ese estilo casi caricaturesco, que por momentos nos llega a recordar a Beckett o incluso a Bertolt Brecht, por el Verfremdungseffekt o efecto de extrañamiento que llega a provocar.

Al igual que una puesta en escena, en el cine de Roy Andersson, la acción en su totalidad sucede en cuadro. No existe ubicuidad del espectador, sino que la acción se filma a distancia. Al respecto, el cineasta dice lo siguiente:

«El plano más revelador es siempre el plano general. La habitación donde se encuentra el personaje suele decir más que su rostro».

escena habitacion roy andersson

En ese sentido, su cine le debe más al Modelo de Representación Primitiva de los primeros cineastas de la historia que a artistas consagrados como Bergman o Tarkovski, aunque es posible encontrar en sus imágenes cierta influencia de Jacques Tati, Fellini y Buñuel.

No obstante, su verdadera influencia radica en la pintura, como él mismo dice:

«Yo realizo mis películas pero no voy a ver otras, pues no quiero tenerlas en mi cabeza a la hora de trabajar. Cuando era más joven, no me importaba inspirarme en otros autores, pero ya no. Prefiero inspirarme en la pintura, la poesía y la música». -fuente

Andersson encuentra inspiración en Otto Dix y George Grosz, pero también en Goya y Van Gogh. Y al igual que ellos, su obra está colmada de desesperación y pesimismo en la superficie, pero de un profundo humanismo y un sentido del humor bastante ácido. Hay sarcasmo, crueldad y también humor negro en sus imágenes, pero también un comentario mordaz sobre la sociedad en la que vivimos. Al final, Roy Andersson intenta mostrarnos lo que es ser humano, con todo lo que esto conlleva.

Además, el cine de Andersson se conforma de sketches, como las viñetas de una historieta. Hay un tema general, pero no se trata de una narración dramática, pues, así como otros aspectos del quehacer fílmico, Andersson también considera la narración como una tiranía.

Por fin, luego de dos décadas filmando comerciales, Andersson decidió regresar al cine y en 1991, filma su cortometraje Hermosa la tierra (Härlig är jorden, Suecia, 1991), mejor conocido como World of Glory en el que su estilo se consolida.

Planosecuencias, decorados monocromáticos donde el gris y el café destacan, una composición en cuadro precisa y cuidada hasta el más mínimo detalle, actores con maquillaje evidente, planos generales, economía de recursos, atmósferas que lo mismo rayan en lo patético que se vuelven sublimes, humor negro y algo de ingenuidad son solo algunas de las características inconfundibles de este estilo.

world of glory 1991 roy andersson

En World of Glory, al igual que en su siguientes películas, Andersson apuesta por la composición para narrar la historia. Es tan experto en hacerlo que no requiere de mucho tiempo para impactar al espectador y dejarlo reflexionando.

El éxito que obtiene con el cortometraje lo alienta a filmar su primer largometraje en veinticinco años, se trata de Canciones de Segundo Piso (Sånger från andra våningen, Suecia, 2000), con la que inaugura una trilogía fílmica que reflexiona acerca de la existencia. En Canciones de Segundo Piso, Andersson toma como punto de partida la obra del poeta peruano César Vallejo, en especial Traspié entre dos estrellas.

«Lo conmovedor de la poesía de César Vallejo es la forma en la que se echa el peso de toda la Humanidad sobre sus hombros».

A esta obra le sigue Du Levande —Ustedes, los vivos—, (Du Levande, Suecia, 2007) esta vez inspirado en la poesía de Goethe, pero con el mismo enfoque estilístico y existencial.

Siete años después, Andersson decide cerrar su trilogía con el filme Una paloma sentada en una rama reflexionando sobre la existencia (En duva satt på en gren och funderade på tillvaron, Suecia, 2014), aunque en 2019 vuelve a la carga con Sobre la Eternidad (Om det oändliga, Suecia-Alemania-Noruega, 2019), su más reciente filme.

Pero prefiero no hablar de estas obras, ya que el cine de Andersson, como todo buen cine, merece ser visto, no contado.

En todo caso, por donde se le vea, su filmografía es fascinante y maravillosa. Un cine auténtico y valiente que se filtra por los intersticios de su aparente artificialidad. Su estilo es tan particular que cualquier copia terminaría siendo un descarado robo.

Por momentos, al algunos incautos podría parecer teatro filmado, pero en realidad es muy diferente: cada fotograma en las películas de Andersson es en sí mismo una cátedra de composición. Sus cuadros están planeados casi milimétricamente, por lo que no resulta exagerado afirmar que cada espectador advierte los mismos detalles, casi al mismo tiempo.

Así, Roy Andersson domina el campo y la composición de tal forma que la narrativa se vuelve visual más que dramática, lo que constituye la quintaesencia del cine.

Además, sus cuadros son una unidad en si misma: poseen un dinamismo interno, generan tensión, tal como hacen los grandes maestros de la pintura, que van guiando la vista y la atención de los espectadores por medio de los distintos elementos pictóricos. En Andersson, la tensión es aun más critica cuando aprovecha todo aquello que está más allá del campo y no es visible para el espectador.

En cuanto a sus recursos narrativos, estos son tan oníricos como fantásticos. Tristes, trágicos, patéticos, crudos, pero también alegres, poéticos, grandilocuentes. Como la vida misma. Pero no nos confundamos, Andersson es un cineasta sombrío. Precisamente su genialidad radica en que al final de las películas uno sale lo mismo sonriendo que consternado, pero, lo más importante, reflexionando. ¿Acaso no se trata el cine de eso?

 

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies Más información