SNOWPIERCE: Capitalismo, esa máquina agonizante

Análisis de películas
Publicado: 11 Julio 2020
Escrito por Jorge Rodríguez Patiño

Privilegio, lucha de clases y precariado en Le Transperceneige

Le Transperceneige es un cómic de 1982, escrito por el difunto escritor Jacques Lob e ilustrado por Jean-Marc Rochette. Se trata de un relato postapocalíptico que nos cuenta como una ínfima fracción de la humanidad sobrevive a una catástrofe ambiental abordando un tren de más de mil vagones que nunca se detiene. 

La historia es ingeniosa y su conclusión es bastante definitiva, por lo que una continuación resultaba más que improbable. No obstante, el universo que conciben Lob y Rochette era bastante rico para desaprovecharse, y a finales de los años noventa se publicarían dos nuevos episodios, L'Arpenteur (Los Exploradores) y La Traversée (La Travesía), dibujados nuevamente por Rochette, pero escritos, esta vez, por Benjamin Legrand en sustitución de Lob, quien habría fallecido en 1990.

snowpierce vol 1

Si bien la historia de Legrand contradice algunos de los planteamientos argumentales de Lob [1], lo cierto es que su propuesta logra expandir de manera consistente la mitología expuesta en la obra original. Por otro lado, el estilo gráfico de Rochette en esta ocasión es distinto, mucho menos detallado, aunque también más enigmático y atmosférico. Esto, en combinación con la sobriedad y la ironía de Legrand, le aporta un considerable grado de suspenso a la obra original.

Acaso la mayor deficiencia en la propuesta de Legrand es que el autor evita el comentario social de su predecesor. Cierto es que su idea profundiza en las jerarquías políticas y sociales que conforman el tren, pero esto no es sino un eco distante de lo creado por Lob. Así, el resultado termina siendo una historia de aventuras mucho más directa y consistente, aunque menos sustancial en el discurso.

EL COMENTARIO SOCIAL EN LE TRANSPERCENEIGE

Le Transperceneige es, en principio, una alegoría del capitalismo y de la lucha de clases. Esto resulta mucho más evidente si ponemos atención en la primera definición que nos ofrece la Enciclopedia Británica de capitalismo: «orden social y económico en constante movimiento».

Por supuesto, no se trata de una coincidencia, Jacques Lob sabía muy bien lo que estaba haciendo. Plantea la idea de una locomotora que, al igual que el orden económico, no puede detenerse bajo ninguna circunstancia, y cuyo motor se basa en la ley de la conservación de la energía, lo que lo vuelve autosuficiente.

Alec Forester, el ingeniero que ha diseñado esta máquina imposible —bautizada como Olga— la describe de esta forma: «Olga es una máquina de movimiento perpetuo: el movimiento de la locomotora crea la energía que requiere para su funcionamiento, por lo que es innecesario introducir energía adicional de otras fuentes».

locomotora en el comic

No obstante, debido a la segunda ley de la termodinámica, Olga pierde en el proceso una cantidad de energía que, si bien es ínfima, provoca que con los años el tren vaya cada vez más lento. Forester estima que, eventualmente, la locomotora terminará por convertirse en una máquina agonizante y, cuando se detenga, dejará a los pasajeros a merced del frío.

En la continuación escrita por Benjamin Legrand la crisis está planteada de forma distinta. Si bien El Rompehielos es un tren más extenso, funciona bajo el mismo principio que su predecesor; en todo caso, la diferencia radica en que este tren sí puede detenerse, aunque por periodos muy breves.

Por otro lado, al ir por la misma vía que el Rompenieves, implica que el riesgo de colisión es inminente, una idea que es alentada por las transmisiones de tipo religioso. De este modo, los pasajeros del Rompehielos viven con el miedo constante de chocar con su predecesor, pues no saben cuándo esto ocurrirá.

 snowpierce vol 2

A pesar de sus diferencias, ambas propuestas coinciden en presentar un espacio que se encuentra en crisis constante. Tanto El Rompenieves como su sucesor son maquinarias en una marcha constante, intentando sobrevivir a pesar de la adversidad.

Esto recuerda sobremanera aquella frase de Žižek que dice que el capitalismo siempre está en crisis. «Es por eso que parece indestructible. La crisis no es su obstáculo, sino lo que le empuja hacia su continua revolución, su permanente y prolongada autorepoducción».

Como podemos ver, la alegoría es esencial para la premisa, es su razón de ser y lo que hace a la obra tan atractiva; prácticamente resulta imposible separarlas. Tan es así que, en mayor o menor medida, la metáfora logra infiltrarse no solo en las secuelas, sino también en ambas adaptaciones que se hacen del cómic: el filme de 2013, dirigido por Bong Joon Ho y la reciente serie de Netflix, desarrollada por Josh Friedman.

El discurso social se mantiene, si bien el enfoque es distinto en las cuatro versiones —el cómic de Lob, las secuelas de Legrand, el filme de Bong Joon Ho y la serie de Friedman—[2], y aunque la acción se encuentra también presente en todas ellas, es importante considerar que la obra original no fue nunca una obra de acción o de suspenso. Por tanto, considerarlas únicamente desde esta perspectiva, encerrándolas en el género del thriller, donde la tensión dramática es lo más relevante, es limitar la obra; casi como juzgar un libro por su cubierta.

Lo cierto es que hay mucho más detrás de la premisa de Snowpiercer —por su titulo en inglés—, y mucho se le debe al trabajo que Lob hace originalmente.

la novela grafica de lob

Dicho esto, resulta interesante comparar las distintas versiones, toda vez que aportan diversos puntos de vista de una misma problemática. El filme percibe el capitalismo desde una perspectiva más cercana al marxismo y la lucha de clases, mientras que la serie tiene un enfoque apegado al socioliberalismo.

Por su parte, la obra de Lob escenifica a la perfección las dificultades a las que se enfrenta el precariado, un concepto que se puso muy de moda en la Francia de los años ochenta. El tren es una representación de ese capitalismo voraz que se ha comido al mundo entero y ahora solo vive de sus propias reservas almacenadas.

Además, en ambas adaptaciones, la tecnología juega un papel mucho más relevante que en las obras gráficas, donde el enfoque es un tanto más austero. Esto es importante porque el avance tecnológico permite establecer, en cada versión, una relación distinta entre los pasajeros y el tren, así como nuevas dificultades.

MISMO TEMA, DIFERENTES PERSPECTIVAS

En todas las versiones, el argumento es semejante: un tren en constante movimiento que lleva a bordo a los últimos representantes de la humanidad y quienes se encuentran diseminados a lo largo del transporte de acuerdo a su clase social: las personas más pobres se encuentran en la cola, mientras que las más ricas se ubican en los primeros vagones, los más cercanos a la locomotora.

Es el enfoque con el que se aborda este argumento lo que cambia, tal y como veremos a continuación.

Snowpiercer (2013)

En el filme de Bong Joon Ho el planteamiento es evidente: el tren representa a la economía capitalista, aparentemente autosuficiente, pero que requiere de la explotación laboral para subsistir. En el tren, todos tienen un papel que desempeñar: las clases bajas realizan trabajos pesados, las de en medio se dedican a formas de producción mucho menos exigentes y los que conforman la primera clase se dedican a trabajos administrativos y de gobierno.

De igual forma, los niños de las clases más privilegiadas son educados con el propósito de dirigir el tren en el futuro, mientras que sus contrapartes de clase baja son forzados a trabajar incansablemente en el motor y darle mantenimiento constante.

Supuestamente, el motor es una máquina de movimiento perpetuo, aunque en realidad funciona mediante la explotación de todos estos niños, quienes son los suficientemente pequeños y delgados para entrar en los compartimientos más inaccesibles de la maquinaria. Esto último, por supuesto, no es sino una metáfora de a explotación laboral del sistema capitalista: son los obreros quienes mantienen la maquinaria en funcionamiento, mientras que los ricos se benefician de ello.

snowpierce clase baja

En un principio, Curtis (Chris Evans) pretende apoderarse del motor, es decir, organiza una revuelta para apoderarse de los medios de producción. Su criterio cambia cuando descubre cómo es que la locomotora funciona; es entonces cuando Curtis decide hacer a un lado la revuelta e impulsa una verdadera revolución.

La diferencia entre revuelta y revolución está perfectamente definida. La revuelta busca reformar el orden, pero sin transformarlo fundamentalmente, mientras que la revolución es radical, busca destruir el sistema desde sus cimientos y remplazarlo con algo totalmente distinto. En este caso, si el tren está en movimiento, lo que se busca es descarrilarlo por completo.

Así, el propósito original de Curtis es reformar la organización social dentro del tren. Dicho de otro modo, lo que se busca es hacerlo operar de modo más eficiente y «justo», lo que sea que eso signifique para él.

No obstante, el planteamiento de Curtis es a la vez ingenuo y paradójico. En principio, porque su plan simplemente no logra capitalizar el descontento de los ocupantes de la cola, toda vez que no ofrece una verdadera solución. En ese sentido, Curtis es como el perro que persigue coches sin saber qué hacer si alcanza a uno de ellos.

El plan no es consistente; la única motivación es mejorar las condiciones en la cola, pero no se sabe con certeza cómo lograrlo. Lo único que tienen claro es que deben tomar la locomotora y obligar a las autoridades a negociar, pero más allá de eso, no hay una propuesta.

snowpierce revuelta en el tren

Así, cuando Wilford (Ed Harris) le confiesa que la revuelta es, en realidad, alentada por él mismo, en complicidad con Gilliam (John Hurt), su mentor, Curtis se da cuenta que su plan es tan solo una pieza más en la maquinaria. Se trata de un sistema de control para encausar el descontento de la población y así garantizar el equilibrio dentro del tren. Como dice Mason (Tilda Swinton): todos tienen un lugar y una función, y una vez que la conocen deben resignarse a ella. Así, pues, la revuelta es tan solo un engranaje más para hacer girar la maquinaria. Un engaño para aplacar a las masas.

El desconcierto de Curtis aumenta cuando descubre que los niños de la cola son los que hacen funcionar el motor. Esta revelación es la anagnórisis que precipita el desenlace. El clímax ocurre cuando el espectador descubre la verdad de los hechos: El Rompenieves representa un sistema donde el hombre se devora a si mismo; sin duda, una astuta interpretación del planteamiento de Thomas Hobbes: homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre. La máquina devora niños, y en algún punto, Curtis confiesa que los ocupantes de la cola se devoran a si mismos para sobrevivir. Es por eso que muchos de ellos carecen de miembros.

Pero tal y como propone Hobbes en su Leviatán, se requiere de un poder que garantice la seguridad. En este caso, Wilford y su locomotora representan este poder. La vida afuera del Rompenieves es inviable debido al frío insoportable. Wilford lo sabe. Su perversidad consiste en creer que no hay salida para los ocupantes del tren. Las alternativas parecen ser: mátate o sacrifícate; ofrece tu vida para que los otros puedan seguir existiendo. Lo único que importa es que la maquinaria siempre agonizante del Rompenieves siga funcionando.

snowpierce artistico

De este modo, le ofrece a Curtis tomar su lugar, hacerse cargo de la locomotora, si bien la única forma de hacer que siga con vida es manteniendo la explotación de la clase trabajadora. Nada se soluciona, lo único que cambia, en todo caso, es el tirano: Curtis por Wilford.

La única salida viable es romper el sistema, descarrilarlo, tal y como propone Namgoong Minsoo (Kang-ho Song), el verdadero revolucionario. Curtis es ingenuo e idealista, lo suficientemente tonto para creer que Wilford es un líder benevolente, capaz de arreglar las cosas y hacer una distribución equitativa de los recursos. Namgoong, en cambio, es cínico y realista. Para él nunca ha habido alternativa más que hacer volar al tren en pedazos.

El final, en todo caso, es todo menos abierto. Eventualmente la naturaleza terminará por devorar a los sobrevivientes. Es esto lo que representa el oso polar.  Para el animal, Yona (Ko Asung) es el alimento que ha estado buscando; solo es cuestión de tiempo para que le de alcance. El hombre, una vez más, está a merced de la naturaleza y lleva las de perder.

Snowpiercer (2020)

En comparación con el filme, la serie se centra mucho más en el tema de la desigualdad que en la explotación, lo que resulta sensato si se considera el público al que está dirigido. Después de todo, siempre resulta más fácil ejemplificar un mundo dividido en ricos y pobres que un mundo en el que los ricos viven de la actividad productiva del mundo. Dicho de otra forma, resulta más fácil imaginarse una tiranía distópica, pero distante y ajena, que reflexionar sobre el capitalismo existente en nuestra realidad.

Con esto en mente, debemos considerar la serie de Netflix no tanto en el contexto de la lucha de clases, sino bajo una perspectiva un tanto más cínica: en la serie, toda lucha revolucionaria ha dejado de ser posible.

En algún punto, Layton (Daveed Diggs) le dice a Melanie (Jennifer Connelly) que El Rompenieves se rige bajo un sistema fascista. En cierto sentido, tiene razón. Walter Benjamin planteaba que detrás del fascismo siempre hay una revolución fallida. Žižek ahonda en este concepto argumentando que el fascismo es, en lo más elemental, una revolución conservadora.

rompenieves lucha de clases serie

«El fascismo propone nuevas formas de producción en aras del desarrollo económico y la modernización de la industria, pero mantiene la sociedad jerárquica tradicional. Al final, el fascismo plantea una sociedad moderna y eficiente, pero controlada por valores jerárquicos sin clases u otros antagonismo. El problema radica en que el antagonismo, la lucha de clases y otras tensiones son inherentes al capitalismo.

»Modernización e industrialización significan la desintegración de las viejas relaciones establecidas, lo que ocasiona el conflicto social. La inestabilidad es la forma en que funciona el capitalismo. Para resolver este conflicto, el sistema justifica su existencia argumentando que si las cosas andan mal no se debe a las tensiones inherentes al capitalismo, sino a la intrusión de una agente extranjero —un chivo expiatorio— que corrompe la estabilidad del cuerpo social.  Así, la forma de restaurar la salud del cuerpo social es eliminando al intruso: judíos, negros, o el enemigo que resulte más conveniente». 

De este modo, la serie plantea una distinción de clases mucho más compleja: existe la primera clase, ocupada por los más privilegiados; la segunda, representada por una clase media aspiracional; la tercera clase, el proletariado, que carece de control sobre los medios de producción y se ve obligado a vender su fuerza de trabajo a cambio de su permanencia en el tren. Al final, está la cola, conformada por polizontes que subieron al tren sin tener un ticket y que ocasionalmente son convocados para llenar un vacío laboral.

snowpierce serie 2020 leiton

Este enfoque resuelve un agujero argumental en el filme. En la versión de Bong Joon Ho existen pocas razones para que la clase privilegiada conserve a los ocupantes de la cola. Su única aportación es proveer niños que mantengan en funcionamiento el motor, pero bien podrían obtenerlos de las clases bajas más dóciles. Siendo que la cola se rebela cada cierto tiempo, uno se pregunta ¿para qué los conservan? En realidad, nadie los necesita. ¿Por qué no dejarlos morir?

En la serie, en cambio, los ocupantes de la cola no solo proveen mano de obra sino que tienen la función de reafirmar a las clases superiores. Los más privilegiados viven sumidos en el ocio y el placer, satisfaciendo todos su deseos. No obstante, el deseo no logra sobrevivir por si mismo. Si obtienes todo lo que deseas, eventualmente dejas de desear. Por tanto, para subsistir, el deseo requiere de algo que le dé sentido.

Este es, pues, el propósito de los ocupantes de la cola, es gracias a su existencia que los pasajeros de las otras clases pueden deleitarse de su posición o aspirar a otra. Así, los de la tercera clase temen ser enviados a la cola; a su vez, los de segunda clase temen ser enviados a tercera clase. Por su parte, los de primera clase sienten que logran ejercer su poder en todo el tren.

En pocas palabras, la sección de la cola proporciona un punto cero desde el cual el placer y el deseo son fortalecidos. Gracias a ellos, el deseo, la frustración, la esperanza y el miedo aún puedan ejercerse.

El personaje de LJ (Annalise Basso) ejemplifica a la perfección lo anterior. Aprovecha al máximo su privilegio y manipula a su conveniencia a todos aquellos que considera debajo de ella: Erik (Matt Murray), sus padres (Kerry O'Malley, Vincent Gale), sus amantes de tercera clase, la propia Melanie Cavill y hasta el sistema jurídico quedan a merced de sus caprichos.

La inequidad social y el privilegio de clase están muy bien representados en este personaje, pero se requiere que el espectador alcance a entender cómo se da la interacción social al interior del tren. Es por eso que la serie se toma su tiempo, estableciendo las condiciones necesarias para que el drama estalle. Cuando ocurre el juicio de LJ nos damos cuenta de que el conflicto social es álgido. La forma en que la serie plantea la distinción de clase es eficaz porque logra mostrar cómo funciona el privilegio. La justicia es rehén de los poderosos.

snowpierce 2020 primera clase

Otro aspecto interesante de la serie es cómo se liga el privilegio al placer. Conforme avanzan los capítulos somos testigos de cómo gozan las diferentes clases sociales. Esto nos permite entender de mejor forma cómo acciona la discriminación dentro del tren. Para los miembros de la cola, los otros no son simplemente el enemigo, sino que están investidos con un goce perverso. Para ellos, todo aquel que logre pasar a tercera clase es porque están dispuestos a prostituirse a cambio de migajas.

Por su parte, para las demás clases sociales, el otro —el que viene de abajo— es aquel que trata de arrebatarles sus privilegios, sus goces; es todo aquel que perturba su estilo de vida y debe ser visto como un enemigo.

Finalmente, otro gran acierto de la serie es la representación que hace de la mujer. En el cómic, los personajes femeninos son casi inexistentes y su tratamiento es verdaderamente decepcionante. Por su parte, en el filme, los personajes femeninos como Tanya (Octavia Spencer) y Yona en realidad aportan muy poco a la trama y parecen más bien insertadas por una cuestión de inclusión. El verdadero personaje femenino es el de Mason, una representación imprecisa de Margaret Thatcher.

En la serie, en cambio, este tema está más que resuelto, ya que cuenta con personajes femeninos muy atractivos y con arcos argumentales verdaderamente interesantes. Melanie Cavill, LJ Folger y su madre Lilah son las ya mencionadas, pero también están Till (Mickey Sumner), Jinju (Susan Park), Josie (Katie McGuinness), Ruth (Alison Wright) y  Zarah (Sheila Vand).

El Escape (1982)

El Escape es el nombre con el que se conoce al primer capítulo de la saga de Le Transperceneige y es el que sirve de base tanto para el filme como para la serie. Cuenta la historia de Proloff, un pasajero que logra escapar de la cola y que debido a ciertas circunstancias es convocado a los vagones principales por los líderes del tren. En el camino, conocerá a una activista de segunda clase llamada Adeline Belleau, con quien mantendrá un fugaz romance y descubrirá, de paso, los secretos del Rompenieves.

snowpierce el escape

La historia, como ya hemos dicho, tiene una orientación bastante política: en el tren hay políticos, militares y ministros religiosos, quienes representan la clase privilegiada y ocupan los vagones principales.

La autoridad está dividida en militar y civil, aunque existen zonas donde la autoridad militar tiene control absoluto, pues son ellos quienes se encargan de mantener el orden entre vagones. Ambas facciones están subordinadas al Presidente.

Esto tiene sentido, ya que en el cómic, a diferencia de las adaptaciones, el desastre ecológico es algo previsto. Ante la inminencia de una catástrofe climatológica, el poder militar y político deciden abordar el Rompehielos, que entonces era tan solo un tren recreativo de lujo que daba un recorrido por veinte días alrededor del mundo.

También hay una facción religiosa, conocida como La hermandad de la máquina, que se encarga de rendir culto a la santa locomotora.

Debajo de todos ellos, solo está la segunda clase. Gente de todo tipo, pero sin autoridad. Finalmente están los de la cola, polizontes que abordan el tren antes de que éste parta.

Las condiciones en la cola son malas desde el inicio. Mientras que el resto de los vagones están repletos de provisiones, los vagones de la cola están mal abastecidos, por lo que los ocupantes se ven obligados a vivir en condiciones bastante precarias. Con los meses, la situación se vuelve crítica y estalla una rebelión que termina siendo aplacada por los militares. Este suceso es conocido de forma distinta por ambos bandos: la mayoría le llama El Brutal Asalto, mientras que los ocupantes de la cola se refieren a él como La Masacre.

snowpierce el escape comic 2

Poco después de esta revuelta, las autoridades obstruyen definitivamente el acceso de la cola y desde entonces nadie sabe qué es lo que ocurre allí. La única forma de escapar es tratando de acceder al tren por el exterior, pero casi todo el que lo intenta termina muriendo de frío. Es por eso que, cuando Proloff logra escapar, el Presidente se muestra interesado en conocer cuáles son las condiciones en las que viven.

Proloff revela que, desde la clausura de la cola, sus ocupantes viven en condiciones infrahumanas e insalubres. Los cadáveres de La Masacre permanecen ahí, echándose a perder y causando enfermedades. No obstante, la única forma de sobrevivir es comiéndose a ellos mismos: partes humanas, cadáveres, incluso excremento.

Desde su llegada, Proloff es visto por todos con recelo y nadie quiere acercarse a él porque es portador de todo tipo de gérmenes y parásitos. No obstante, entre los miembros de la segunda clase hay muchos que están conscientes de la situación en la cola y exigen a la autoridad civil que sus ocupantes sean integrados al resto del tren. Sus demandas, por supuesto, no son escuchadas, pero ponen en peligro la autoridad del Presidente, quien los considera parte de un complot político.

Sin embargo, el mayor problema al que se enfrentan es que la potencia del motor ha ido disminuyendo con el paso de los años y la única forma de solucionarlo es dejando atrás los últimos vagones. El Presidente ve en esto una oportunidad para deshacerse de todos sus problemas: el plan es engañar a los revoltosos de la segunda clase, haciéndoles creer que los ocupantes de la cola por fin serán liberados y se necesita de su ayuda para hacer el traslado. La idea es soltar los últimos vagones cuando los manifestantes de segunda clase entren en ellos.

Con esto, Jacques Lob logra hacer un retrato duro de una sociedad que se encuentra moralmente derrotada, a la que solo le queda la cada vez más difusa ilusión de sobrevivir. El arte en blanco y negro de Jean-Marc Rochette es simplemente fantástico, lleno de detalles que ayudan a describir a la perfección las sugerencias narrativas de Lob.

Lo que sugiere el cómic, a grandes rasgos, es que el capitalismo es insostenible e inevitablemente acelerará hasta el punto de estropear la maquinaria, provocando que todo el tren se descarrile. Al final, Proloff es portador de un virus que provoca una neumonía bastante agresiva y que termina consumiendo la vida de todos los pasajeros, excepto la suya. Proloff permanece como el último pasajero en El Rompenieves, esperando el día en que la santa locomotora por fin se detenga.

Los exploradores (1999)

Originalmente publicado en dos volúmenes: L'Arpenteur y La Traversée, Los exploradores es la continuación de la obra original.

Escrita por Benjamin Legrand, esta secuela está ubicada algunos años después de El Escape y detalla los acontecimientos en El Rompehielos, un segundo tren que corre por la misma vía que El Rompenieves, del que nada se sabe. Los pasajeros suponen que se ha detenido, por lo que viven con el temor constante de chocar con él, una suposición que los líderes religiosos se encargan de difundir y alentar.

A diferencia del Rompenieves, El Rompehielos es más largo, está mucho mejor equipado y puede detenerse cada cierto tiempo para permitir que los exploradores examinen las condiciones meteorológicas. Estos exploradores son sustituibles, pues tienen una expectativa de vida bastante corta, debido a lo riesgoso de su ocupación. Un explorador en particular, de nombre Puig, es el protagonista de la historia.

snowpierce la travesia

Si bien las diferencias de clase juegan un papel importante en la obra de Legrand, es mucho menos relevante que en la obra anterior. No existe una clase precaria ni una brecha tan marcada entre vagones. Lo que si hay es un grupo extremista con ideas políticas y religiosas, así como una autoridad mucho más inteligente, la cual se encarga de equilibrar las diferencias que surgen entre los ocupantes,.

El miedo constante a la colisión produce descontentos y una psicosis generalizada entre los pasajeros. De este modo, la inconformidad y la frustración son aplacados, principalmente, con una gran cantidad de antidepresivos, documentales de insectos, viajes de realidad virtual, una lotería que ayuda a subir de clase social y una religión basada en la resignación y la culpa. Pequeños placebos que le permiten a la clase dominante perpetuar el statu quo en el tren. Así mismo, la tasa de natalidad está restringida hasta que la producción de reciclaje, carne y agricultura alcancen niveles sostenibles.

Al igual que su predecesora, Los Exploradores tiene solo un personaje femenino principal, Val, quien, a pesar de su potencial, termina siendo relegada en la historia de la misma forma que ocurre con  Adeline en la versión de Lob. Val es hija de un oficial de alto rango y se encarga crear emocionantes programas de realidad virtual para estimular a los pasajeros a apostar en diferentes concursos de azar. Esto, como ya vimos, es lo que ayuda a mantener a la población controlada.

En su obra, Legrand privilegia el suspenso y está más interesado en la narrativa que en el comentario social de su predecesor. Por su parte, el arte de Rochette es también distinto al de la obra original: mucho menos realista, pero con una mayor calidad emotiva.

LÍNEA DE TIEMPO

Con la publicación de los cómics en Estados Unidos, se ha intentado establecer una suerte de línea de tiempo en la que todos los sucesos estén relacionados. No obstante, esto es tan solo una maniobra publicitaria de  Titan Comics, la editorial, toda vez que el universo que se plantea en las novelas gráficas es muy diferente al de las adaptaciones audiovisuales.

Además, los sucesos de cada versión llegan incluso a contradecirse. Por ejemplo, en los cómics Wilford ni siquiera existe. Olga, el motor de la locomotora fue diseñada por Alec Forester bajo el concepto del movimiento perpetuo. Forester se ha aislado del resto del tren para permanecer con el motor y hacerle compañía, pero eventualmente muere y deja a cargo de esta labor a Proloff.

La linea temporal de Snowpierer

En todo caso, lo que plantea la editorial es organizar los sucesos con base en esta línea de tiempo:

Extinction: tres meses antes del cataclismo ecológico.

Apocalypse y Annihilation: pocos días después del cataclismo ecológico.

Serie: siete años después cataclismo ecológico.

El Escape: pocos años después de los acontecimientos en la serie.

Versión fílmica: quince años después del cataclismo ecológico.

Los Exploradores: diecisiete años después del cataclismo ecológico

Terminus: poco tiempo después de los acontecimientos anteriores.

PUNTOS DE COINCIDENCIA Y PRINCIPALES DIFERENCIAS

A primera vista, la serie y el filme son visualmente muy similares, no solo por el uso de color —que no está presente en el cómic—, sino por que los planos y algunos aspectos del diseño de producción son semejantes. Esto permite que, al menos en lo que respecta a la estética, ambas versiones puedan ser consideradas dentro de un mismo universo.

Aun así, como veremos a continuación, existen distintos aspectos que hacen a cada versión única.

Cataclismo ecológico

Oficialmente, en el cómic no se sabe qué causó el accidente climatológico. Incluso alguien como Al, el cronista del tren, aficionado a los libros y a la historia, desconoce la historia real. Es Proloff quien le dice que es un secreto a voces que el tren ya estaba listo para que los militares y políticos más privilegiados se salvaran, toda vez que sabían que la catástrofe era inevitable.

Esto contrasta con la historia de las adaptaciones, donde se plantea que la era del hielo se debe a un efecto adverso del CW7, una sustancia que pretendía contrarrestar el cambio climático.

Separación entre vagones

Otra diferencia que guarda el cómic con la serie y el filme tiene que ver con las fronteras, es decir, el paso de un vagón a otro. En las adaptaciones se plantea un estado totalitario que requiere de un estricto control de las fronteras para mantener el equilibrio. Las puertas tienen sistemas tecnológicos bastante sofisticados.

En el cómic esto no ocurre así. La única frontera real es la de la cola con el resto del tren. Cada vagón tiene a un representante que permite o impide el paso de uno a otro a cambio de una cuota; este individuo es conocido como conductor y es el único que posee las llaves que abren las puertas de su vagón. Por su parte, los guardias simplemente se encargan de vigilar que cada quien permanezca en la clase que le pertenece y no ande deambulando.

Además, otro aspecto interesante del cómic es que el tren tiene horarios. En su viaje hacia los vagones principales, Proloff y Adeline, escoltados por los guardias, van pasando de un vagón a otro con la ayuda de los conductores. A mitad de su travesía les alcanza la noche y deben esperar en ese vagón hasta que el conductor de ese vagón despierte y regrese a su turno.

Droga y alimentación

En las adaptaciones la droga más común es conocida como Kronole, una sustancia altamente adictiva. En el cómic, la droga se llama vap´o´clean y es un compuesto sanitizante para retretes, por lo que su uso prolongado causa deficiencias cognitivas.

En lo que respecta a los alimentos, en todas las versiones hay vagones para cultivar vegetales.

En la serie, además, advertimos que existe un vagón destinado a la crianza de vacas y otros mamíferos para consumo humano. Otro alimento que se consume es la barra de proteínas, las cuales, de acuerdo al filme, son producidas con insectos.

En el cómic, en cambio, la carne que se consume proviene de las granjas de ratones. En ocasiones, la clase privilegiada come conejo, pero no es algo común. También se consume un producto fermentado, supuestamente de carne, aunque de procedencia desconocida, y que requiere de todo un vagón para su producción. A este vagón se le conoce como el vagón de La Madre, que es el nombre con el que se conoce a la maquinaria que produce este alimento.

Según se describe en el cómic, La Madre es una fuente de carne inagotable. Entre más cortes, más crece; así es como se reproduce. La maquinaria genera esta masa de carne gigante, la cual se fermenta en un líquido especial que a su vez lo alimenta. Uno de los aspectos más inquietantes de este producto es que parece estar vivo. Por ejemplo, se encoge cuando alguien intenta cortarlo.

Religión

No hay un aspecto religioso en las adaptaciones.

En El Escape hay una congregación conocida como La hermandad de la máquina, que se encarga de rendir culto a la santa locomotora.

Por su parte, en Los Exploradores están los cosmosianos, quienes adoptan la creencia de que el tren es, en realidad, una nave espacial que se precipita a través del vacío.

Tecnología

Las adaptaciones —especialmente la serie— plantean un entorno altamente tecnologizado. En El Escape, no hay mucha tecnología más allá del motor y La Madre; en cambio, en Los Exploradores el tren es mucho más sofisticado: cuenta con sistemas de detección de radar, módulos de vuelo individuales y dispositivos de realidad virtual que le permiten a los pasajeros vacacionar en donde ellos elijan.

El protagonista

A diferencia de Curtis en el filme y Layton en la serie, Proloff es egoísta y no está interesado en ninguna revuelta, sino que su única motivación es sobrevivir, dejar la cola atrás, tanto como sea posible. Incluso, cuando descubre la verdadera intención del Presidente, de deshacerse de la cola, no se inmuta.

La locomotora

En la novela gráfica, Olga es un motor de movimiento perpetuo, diseñada por Alec Forester, quien se encarga de vigilar su marcha, pero sobre todo de hacerle compañía.

En las adaptaciones, todo la maquinaria está diseñada por Wilford, si bien en la serie se revela que ha sido Melanie la encargada de diseñar el motor.

Puntos de coincidencia

La serie adapta el episodio del viejo que pide tiempo para si mismo y termina suicidándose.

En el comic, cada capítulo tiene una pequeña introducción. La serie mantiene el espíritu de esto, teniendo una breve introducción antes de la cortinilla de inicio.

En el filme hay un cierto parecido entre Curtis y Proloff. Además, la secuencia de las antorchas puede ser vistas como un guiño a la novela gráfica, si bien el contexto es completamente distinto. En el filme, las antorchas forman parte de un contraataque, mientras que en el cómic se trata de la iniciativa de un anciano, que la enciende para matar el virus diseminado por Proloff a lo largo del tren.

Finalmente, la serie toma el concepto de la lotería que se plantea en Los Exploradores.

CONCLUSIONES

Como hemos visto, el concepto que plantea Snowpiercer es una distopía verdaderamente escalofriante, porque su mundo es una representación bastante acertada de nuestra realidad actual, en donde las clases menos privilegiadas son cada vez más explotadas y excluidas, y donde el trabajo ya no proporciona bienestar sino que únicamente sirve para mantener a raya el hambre y el sufrimiento.

Un aspecto interesante que plantea el cómic y la serie es que la autoridad está más interesada en encontrar chivos expiatorios que en proveer y cubrir las necesidades más básicas. Los ocupantes de la cola solo parecen existir para canalizar el descontento de los demás: chivos expiatorios para odiar, temer y conformarse con lo que uno tiene.

Por su parte, el filme coincide con el cómic en ilustrar ese capitalismo voraz que todo lo consume y que nos obliga, a su vez, a comernos entre nosotros.

Plantea, así mismo, un concepto muy difundido durante la década de los ochenta y que años más tarde sería bautizado por el economista Guy Standing como el precariado.

A finales del siglo pasado, el antagonismo entre el capital y la fuerza de trabajo no desaparecía, sino que se intensificaba, aumentando con ello la explotación de la clase trabajadora. Según Standing, el precariado es esa clase social, distinta al proletariado, y que se define, principalmente, por  el miedo y la incertidumbre, los cuales se acrecientan con la consolidación del proyecto neoliberal. Marx los consideraba el ejército industrial de reserva: mientras el proletariado hacía el trabajo de acuerdo con sus capacidades, el trabajo del precariado es muy inferior a éstas y solo sirve para alimentar a la máquina.

De esta manera, Snowpiercer mira al capitalismo como una máquina agonizante, pero en constante movimiento, lo que permite la subsistencia. Irónicamente, como diría Žižek, lo peor del capitalismo es que nos mantiene vivos.

«La triste lección de las últimas décadas es que el capitalismo ha sido la auténtica fuerza revolucionaria, aun cuando solo se atiende a si mismo.

»Lo inquietante es que al ser humano le resulta mucho más fácil creer en el final de toda la vida en la tierra que creer que un modesto cambio en nuestro sistema económico pueda ocurrir. Aunque sabemos de antemano que nuestra forma de vida actual no puede continuar, nuestra imaginación histórica está tan trastornada que no podemos concebir ningún otro arreglo social viable».

Una triste realidad que se ejemplifica muy bien en esta fantasía distópica propuesta por Jacques Lob.


[1] Siendo el más importante la existencia de un segundo tren, El Rompehielos, que corre sobre la misma vía que su antecesor. En el comic de Lob se suponía que El Rompenieves era el último bastión de la humanidad, un arca con los últimos sobrevivientes de todo el mundo. No obstante, Rochette nos plantea que siempre existió un segundo tren; además, a diferencia del tren de Lob, El Rompehielos puede detenerse por periodos muy breves, de modo que los exploradores puedan salir a tomar muestras del terreno. 

[2] No se considera en este artículo la última parte de la saga, Terminus, publicada en 2015 y escrita por Olivier Bocquet, así como tampoco los tres volúmenes que conforman La Precuela y que llevan por nombre Extinction, Apocalypse y Annihilation, respectivamente. Estos últimos tienen lugar días después del cataclismo. La razón por la que no los incluyo en el artículo es simple: no los he leído.

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies Más información